18/8/2023
Cómo Ayudar a Quienes Buscan Apoyo para la Adicción al Juego
La personas adictas al juego están estigmatizadas desde hace mucho tiempo. Numerosas investigaciones sobre el tema lo ponen de manifiesto. Incluso sin datos, quienes sufren el peso de la ludopatía conocen bien el dolor.
Ha llegado el momento de hablar del estigma que rodea a la ludopatía. Veamos cómo afecta a las víctimas esta adicción silenciosa y qué podemos hacer al respecto.
Cómo el estigma daña a los jugadores compulsivos
Un estigma se define como "una marca de desgracia asociada a una determinada circunstancia, cualidad o persona." La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe el estigma social como "una de las principales causas de discriminación y exclusión."
Se considera que las personas estigmatizadas tienen menos valor que las personas "normales". Las víctimas de este fenómeno pueden ser rechazadas por amigos, familiares y compañeros. También pueden sufrir discriminación en la educación, la vivienda, el empleo y otros factores que les afectan en la vida cotidiana. En sus formas más extremas, el estigma social contribuye a violaciones sustanciales de los derechos humanos. Este estigma afecta tanto a hombres como a mujeres.
Quienes sufren el peso de la adicción al juego son estigmatizados sistemáticamente. Aunque hoy comprendemos la adicción mucho mejor que antes, muchos siguen considerándola un defecto personal, en lugar de lo que es: una afección que escapa al control de la persona.
La estigmatización tiene graves consecuencias. El miedo al aislamiento social puede hacer que las víctimas de la adicción no busquen tratamiento, ya que sufren en silencio en lugar de abrirse sobre el tema. Esto inhibe los esfuerzos de reducción de daños a largo plazo y daña la autoestima y la autovaloración de la víctima.
El resultado final: la posibilidad de un comportamiento cada vez más destructivo e incluso el suicidio. De hecho, las personas que sufren problemas con el juego tienen la tasa más alta de intentos de suicidio de todos los trastornos adictivos. Debido al estigma del juego problemático, los que sufren bajo el peso de la adicción y la presión social pueden llegar a sentir que no hay otra alternativa.
¿Qué se puede hacer?
El problema puede mejorar, pero sólo cuando las personas se sientan más cómodas pidiendo ayuda. Por eso desestigmatizar la adicción al juego es la clave para tratar el problema.
Vencer el estigma que rodea a la ludopatía no va a ser fácil ni rápido. Llevará años cambiar nuestra forma de pensar sobre la adicción y de tratar a las personas adictas en general. Sin embargo, hay pequeñas acciones que puede llevar a cabo por para ayudar:
- Sé compasivo: Muestra comprensión, amabilidad y apoyo a aquellos que sufren de adicción. Retén el juicio y simplemente escucha sus experiencias y necesidades.
- Investiga: La educación genera empatía. Si entiendes lo que aquellos con adicción están pasando, puedes comprender mejor cómo ayudar.
- Evita etiquetas: Palabras como "adicto" culpan al individuo. Queremos evitar culpar a la víctima y en su lugar centrarnos en el verdadero problema: el comportamiento.
- Educa a otros: Incluso aquellos con buenas intenciones pueden causar daño debido a la falta de conocimiento. Comparte lo que aprendes para ayudar a ampliar la comprensión.
- Sé un defensor: No te quedes callado cuando veas que otros abusan o tergiversan a las víctimas del juego. Habla y hazles saber que no están solos.
Por supuesto, aunque el comportamiento es el problema principal, el acceso a los juegos de azar online suele facilitar y agravar la cuestión. Por eso las herramientas capaces de bloquear el acceso a esos sitios son una pieza importante del rompecabezas.
La ayuda está ahí
Incluso si no estás preparado para hablar, existen herramientas que puedes usar para iniciar tu camino hacia la recuperación. El software de bloqueo del juego te permite mantener el juego alejado de tus dispositivos (ordenadores, teléfonos inteligentes y tabletas), y tan pronto como estés listo, ponte en contacto con la Línea Nacional de Ayuda al Juego. Están ahí para escucharte, sin vergüenza ni estigma. Rompe el silencio.
Recuperarse es posible.